miércoles, 11 de junio de 2014

Conduccion Macroeconomica (30)

CONDUCCIÓN MACROECONÓMICA.
La conducción de la economía la realiza fundamentalmente el Ministro de Hacienda, quien maneja la política fiscal, el Ministro de Economía y el Banco Central, institución que se preocupa de la política monetaria. ¿A qué se hace referencia cuando se habla de conducción de la economía? Este concepto se refiere a adoptar, con la debida anticipación, las medidas necesarias para evitar resultados no deseados durante el período que interesa. Con frecuencia, desde el comienzo de un período e incluso desde antes, se empiezan a advertir tendencias en el comportamiento de ciertas variables, como son: el crecimiento económico, el empleo, la inflación, la balanza de pagos. De mantenerse dichas tendencias podrían arrojar resultados finales que posiblemente no fueran los adecuados para cumplir con las metas que se han propuesto para la sociedad.

En la práctica, la conducción de la economía implica trabajar con valores estimados, los que se proyectan de acuerdo con las tendencias ya observadas, puesto que la información real surge al final, es decir, en forma extemporánea como para poder adoptar políticas o, simplemente, medidas correctivas.

Principales preocupaciones en la conducción de la economía.

La primera gran preocupación de las autoridades económicas está en asegurar un crecimiento del PIB de la economía, que no traiga consigo resultados indeseados. Tal como se expresó en páginas anteriores, el crecimiento de la economía es un propósito nacional por la relación que existe entre la mayor producción y el aumento del bienestar de la sociedad.

Otra de las preocupaciones se refiere a la forma cómo la sociedad va comprando la producción nacional o, dicho de otra manera, cómo va gastando su ingreso en el tiempo para adquirirla. Al respecto, se sabe que si el ritmo de crecimiento del gasto agregado de la economía es muy diferente al ritmo de la producción, se pueden producir desequilibrios entre lo medios de pago o flujo nominal y la producción o flujo real.
Un tercer punto de preocupación está en la balanza de pagos y, específicamente, en el saldo de la cuenta corriente, dado que un saldo negativo de ésta significa una transferencia de ahorros al exterior; es decir, se produce un ahorro del resto del mundo como contrapartida a nuestro desahorro.

Finalmente, otro tema que es motivo de preocupación es el manejo de las cuentas fiscales, en el sentido de que el gobierno debe administrar el Estado, exclusivamente, dentro de los recursos de que dispone en el presupuesto nacional.

El producto interno bruto y el gasto agregado.

El ideal es que el producto interno bruto crezca a tasas importantes y en forma sostenida en el tiempo.


Pero, además del crecimiento, es importante que el ritmo del gasto agregado de la economía sea compatible con el ritmo de crecimiento del PIB o producción. En efecto, si el gasto agregado va evolucionando a un ritmo mayor que la nueva producción que se va incorporando a los mercados, se corre el riesgo de caer en situaciones inflacionarias, porque los consumidores van a contar con recursos muy superiores al valor de los bienes y servicios que se van incorporando a los mercados.

Una situación diferente se da cuando importantes flujos de producción se van incorporando a los mercados y las empresas no van logrando vender toda la producción a un ritmo similar. En este caso, puede producirse una formación de stocks, la que generaría desocupación de mano de obra y equipos de producción en el próximo período, puesto que los empresarios no van a generar nuevas producciones sin antes agotar los stocks .

Las dos situaciones recientemente analizadas reflejan los puntos extremos entre los cuales tiende a desenvolverse la actividad económica: inflación y desocupación.
Por lo anterior, la conducción macroeconómica juega un papel importante: lograr un equilibrio entre los ritmos de evolución de la demanda agregada y de la producción.


En la eventualidad de que el ritmo observado en el gasto agregado supere al ritmo de la producción, la política debe tomar medidas para reducir el ritmo del primero. Entre ellas, las más usual es la elevación de la tasa de interés y la reducción del gasto fiscal. Al elevar la tasa de interés, se afecta la inversión privada y el consumo privado, con lo cual se reduce la demanda agregada. El menor gasto fiscal actúa en el mismo sentido. Obviamente, estos instrumentos usados en forma contraria permiten alcanzar resultados opuestos.

La balanza de pagos y la cuenta corriente.

Otro tema que requiere permanente preocupación y que, no es menos importante que los anteriores, tiene que ver con la balanza de pagos y, específicamente, con la cuenta corriente de ésta.

La balanza de pagos es el registro de todas las transacciones que realizan los residentes del país con el resto del mundo.

Dentro de las transacciones, están: las importaciones y exportaciones de bienes y servicios; los servicios financieros al exterior (pago de intereses y remesas de utilidades); los servicios no financieros (fletes, royalties y otros ); y , las transferencias unilaterales (remesas, donaciones y ayudas).

La cuenta corriente es el saldo de la balanza de pagos, pues recoge las partidas ya señaladas con sus diferentes signos, según sean a favor del país o del resto del mundo. Dentro de la cuenta corriente, pasa a ser determinante la balanza comercial, esto es, el saldo entre exportaciones e importaciones.

En relación con lo anterior, cuando la cuenta corriente aparece deficitaria (con signo negativo) se debe interpretar como que el gasto interno o gasto agregado de la economía superó el gasto sustentable por el nivel del producto. Expresado lo anterior en términos simples, se está gastando mucho más de lo que se produce. En consecuencia, el saldo negativo es un ahorro externo, tal como ya se expresó, el que estaría financiando el exceso de gasto del país.


Las cuentas fiscales.

Por la importancia que tiene el Estado en la economía hay siempre una preocupación acerca del manejo de las cuentas de ingresos y de gastos. El presupuesto nacional presenta, por separado, los ingresos corrientes y de capital e igualmente los gastos. El principal componente de los ingresos corrientes son los impuestos. El principal componente de los gastos corrientes son las remuneraciones que paga el fisco, las prestaciones previsionales (jubilaciones) y las transferencias, que corresponden al gasto social en subsidio habitacional, programas de desayuno, almuerzos escolares y otros.

Los gastos de capital son aquellos cuyos beneficios van más allá del periodo. Por ejemplo: inversiones en caminos, aeropuertos y obras públicas, en general.

El Estado debe encauzar su labor estrictamente dentro de los recursos que, por ley de la República, se le asignan en su presupuesto anual.

Para mejor comprensión de lo anterior es bueno analizar qué pasaría si el Estado gastara más allá de sus ingresos, es decir, si tuviera un déficit presupuestario. En este caso, habría dos formas de financiar el mayor gasto del Estado:

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- La segunda forma de financiar el déficit del Estado es que éste emita instrumentos financieros o bonos con cargo a su respaldo patrimonial y los venda en el mercado de capitales. Estos bonos resultan apetecibles, porque, además de tener atractivas tasas de interés, cuentan con el respaldo del Estado. Ahora bien, el efecto negativo de esta medida es que genera alzas en las tasas de interés porque el Estado, ahora, ha pasado a ser un significativo demandante de crédito en el mercado capitales. En consecuencia, una mayor demanda por crédito, existiendo la misma oferta, haría subir la tasa de interés .

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